Irrigación
en México. De todos los sectores que utilizan agua, la agricultura
rinde menos ganancias económicas
La escasez y la sobreutilización del agua dulce plantean una
creciente y seria amenaza para el desarrollo sostenible y la protección del
medio ambiente. A escala global se observa que la tercera parte de la población
del planeta carece de los servicios básicos del agua, y dentro de veinte años
las dos terceras partes de la población vivirán bajo condiciones de
insuficiencia de agua moderada o severa, como señala el Programa de Medio
Ambiente de Naciones Unidas. La deficiente gestión de los recursos hídricos y
del uso de la tierra pone en peligro la salud y el bienestar humano, la
seguridad alimentaria, el desarrollo industrial y los ecosistemas ligados a los
recursos hídricos.
En el esfuerzo de búsqueda de soluciones que aseguren la
sostenibilidad en la gestión de los recursos hídricos, se está proponiendo la
utilización de instrumentos económicos que favorezcan un uso sostenible del
recurso. Dado que la agricultura de regadío representa el 70 por 100 del uso
del agua a nivel mundial, la introducción de instrumentos económicos en la
gestión del agua de riego es indispensable.
Uno de los esfuerzos de introducción de instrumentos
económicos en la gestión de los recursos hídricos, es la aprobación por la
Unión Europea de la Directiva Marco del Agua, que establece los principios de
uso sostenible de los recursos hídricos, y propone unos precios del agua que se
acerquen al coste completo de recuperación. Otra iniciativa de introducción de
incentivos económicos, es la que propugnan el Banco Mundial y el International
Food Policy Research Institute (IFPRI)
TRIPLE DIMENSIÓN BÁSICA
Pero un nuevo informe
de la FAO señala que el uso indiscriminado del enfoque económico puede exagerar
"la expresión monetaria del valor" a expensas de otras dos
importantes dimensiones: los valores ambientales, como la función de las
corrientes de agua en el mantenimiento de la biodiversidad y la integridad del
ecosistema, y los valores sociales, que básicamente pueden significar
sencillamente el uso del agua para producir alimentos. Se necesitan, según el
estudio, criterios para valorar el agua que reconozcan la triple dimensión
básica, y den valor por igual al uso económico, social y ambiental de la misma.
El documento señala que una valoración acertada del agua sólo
es posible con la participación de todos los usuarios interesados. Con ánimo de
examinar algunos enfoques participativos, presenta casos de Camboya, Sri Lanka
y Tanzanía, donde se incluyeron instrumentos y métodos de valoración en la
gestión de los recursos de agua en "la vida real". "Descubrimos
que el concepto de 'valor' es de por sí subjetivo -señala Leon Hermans, de la
FAO, y coautor del informe-. A fin de cuentas, el valor es lo que los
interesados deciden en conjunto. Por eso consideramos la valoración como un medio
práctico para ayudar a los interesados a expresar los valores que los bienes y
servicios relacionados con el agua representan, y apoyarlos para que concilien
las diversas demandas de agua".
La población de las aldeas camboyanas
atribuyen una gran importancia a los delfines de sus ríos, aunque los
investigadores no entienden por qué.
in situ del
agua con relación a los bienes y servicios que proporciona a las comunidades
locales, en particular desde el punto de vista de los medios de subsistencia,
la seguridad alimentaria y la salud. Un grupo representativo de habitantes de
la aldea determinó una serie de valores del agua, que comprendían el riego del
arroz, el transporte, las aves acuáticas e incluso los delfines ("El grupo
no especificó por qué eran importantes los delfines", señaló el
investigador). Todos convinieron en que el pescado, valiosa fuente de nutrición
e ingresos, era el recurso "más importante" de los humedales,
especialmente para la gente más pobre. Por ese motivo se consideraba un gran
problema la disminución de las poblaciones de peces.
En Tanzanía,
en la cuenca del río Mkoji, en el suroeste del país, otro estudio analizó los
conflictos latentes que había entre los productores de arroz de regadío, y los
que había a la vez entre los productores de arroz y los productores pecuarios.
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