domingo, 31 de marzo de 2013

ESTUDIO COMPARATIVO DE NORMAS DE CALIDAD DE AGUA POTABLE EN DISTINTOS PAÍSES DE AMÉRICA


Introducción



La Tierra contiene aproximadamente 1,4 millones de kilómetros cúbicos de agua, pero alrededor del 97 por ciento de ella es agua de mar o agua salada. Del 3% restante, el 20% pertenece a aguas subterráneas, el 79% están encerradas en casquetes polares y glaciares, y sólo el 1% es agua superficial de fácil acceso (ríos, lagos, vapor de agua atmosférico y humedad del suelo).
Si dividimos esta cantidad por el número total de habitantes del planeta puede parecer que se trata de una cantidad suficiente como para cubrir todas las necesidades fundamentales para la supervivencia humana. De hecho, se estima que, hay agua dulce suficiente para abastecer a unos 20.000 millones de habitantes. Desgraciadamente, no está distribuida de forma pareja, como lo demuestran las extensas regiones áridas y semiáridas existentes. De acuerdo con las estimaciones del Banco Mundial, más de mil millones de habitantes en el mundo no tienen acceso a suministros de agua apta para el consumo y otros 1.700 millones carecen de saneamiento adecuado. Garantizar el suministro a esos mil millones de personas requeriría una inversión cinco veces superior a la que se destina a este fin actualmente, es decir unos 50.000 millones de dólares al año. Según la Organización Mundial de la Salud, el abastecimiento de agua urbana cuesta unos 105 dólares por persona y una media de 50 dólares en el medio rural.



El consumo de agua se ha triplicado en el mundo desde 1950. La respuesta a este aumento de la demanda ha consistido, en la construcción de más y mayores obras hidráulicas, sobre todo embalses y canalizaciones de desvío de ríos. Más del 85 por ciento de los grandes embalses que existen en la actualidad se han construido durante los últimos 35 años. La ingeniería moderna ha permitido garantizar el suministro a zonas urbanas y rurales pero, según los ecologistas, ha favorecido la degradación de los deltas fluviales y ha propiciado la inminente extinción de especies y humedales.
En 1990, 20 países sufrían escasez de agua. En 1996, ya eran 26 (230 millones de personas) según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO). El número de países con problemas de abastecimiento de agua puede elevarse a 41 en el año 2020. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcula que de aquí al año 2027, aproximadamente un tercio de los habitantes del mundo sufrirá una seria escasez de agua seria. Las razones para ello son evidentes: la mayor demanda sobre los recursos de agua dulce provocada por las crecientes poblaciones humanas; el empeoramiento de la calidad de los recursos acuíferos existentes debido a la contaminación y las necesidades creadas por la dinámica expansión industrial y agrícola.


A la escasez de agua hay que sumarle, como problema añadido, su contaminación. La FAO ha advertido en distintos informes los efectos contaminantes de los plaguicidas y fertilizantes utilizados en la agricultura, que dañan las reservas de agua en superficie y subterránea. Aproximadamente un 80 por ciento de toda la contaminación de las aguas tiene como origen las actividades humanas en tierra, tales como la urbanización, la agricultura, el turismo, el desarrollo industrial, el vertido de aguas residuales insuficientemente tratadas y desechos industriales, y la construcción de infraestructura costera.




Criterios de elección entre aguas de diferentes orígenes

El primer problema que se le plantea a los responsables del abastecimiento de agua potable, consiste en la elección de su origen: agua subterránea, tomada a mayor o menor profundidad, agua superficial de ríos o lagos, o eventualmente, agua de mar.
Pero no siempre se tiene esta posibilidad de elección, ya que algunas regiones no disponen de agua subterránea en cantidad o calidad suficientes, cerca o a una distancia razonable. En cambio, otras poseen importantes recursos subterráneos, por lo que la elección no resulta dudosa.


Otras regiones, próximas a las costas, que no tienen ni agua subterránea ni agua superficial tienen necesariamente que recurrir al agua de mar, a menos que se prevean largas conducciones de agua no salobre o costosos transportes en barcos-cisterna.
Cuando existen posibilidades de elección, los factores principales que deben tenerse en cuenta son los siguientes:




Características examinadas
Aguas superficiales
Aguas subterráneas
Temperatura
Variable según las estaciones del año
Relativamente constante
Turbiedad
Variables, a veces elevadas
Bajas o nulas
Mineralización
Variable en función de los terrenos, precipitaciones, vertidos, etc.
Sensiblemente constante, generalmente mayor que en aguas de superficie de la misma región
Oxígeno disuelto
Normalmente próximo a saturación
Ausencia total en la mayoría de los casos
Acido sulfídrico
Ausente
Normalmente presente
Sílice
Contenido moderado
Contenido normalmente elevado
Nitratos
Poco abundantes
Contenido a veces elevado
Elementos vivos
Bacterias (algunas patógenas), virus, plancton
Frecuentes ferrobacterias

 



jueves, 28 de marzo de 2013

DEMANDA BIOQUIMICA DE OXIGENO


 

Procedimiento

La técnica utilizada de medición es la siguiente: Se introduce un volumen definido de la muestra líquida en un recipiente opaco que evite que la luz pueda introducirse en su interior (se eliminarán de esta forma las posibles reacciones fotosintética generadoras de gases), se introduce un agitador magnético en su interior, y se tapa la boca de la botella con un capuchón de goma en el que se introducen algunas lentejas de sosa. Se cierra la botella con un sensor piezoeléctrico, y se introduce en una estufa refrigerada a 20 °C.

Las bacterias irán oxidando la materia orgánica del interior de la disolución, con el consecuente gasto de oxígeno del interior de la botella. Estas bacterias, debido al proceso de respiración, emitirán dióxido de carbono que será absorbido por las lentejas de sosa. Este proceso provoca una disminución interior de la presión atmosférica, que será medida con el sensor piezoelétrico.

En detalle:

  1. Introducir un volumen conocido de agua a analizar en un matraz aforado y completar con el agua de dilución.
  2. Verificar que el pH se encuentra entre 6-8. ( En caso contrario, preparar una nueva dilución llevando el pH a un valor próximo a 7 y después ajustar el volumen)
  3. Llenar completamente un frasco con esta solución y taparlo sin que entren burbujas de aire.
  4. Preparar una serie de diluciones sucesivas.
  5. Conservar los frascos a 20 °C ± 1 °C y en la oscuridad.
  6. Medir el oxígeno disuelto subsistente al cabo de 5 días.
  7. Practicar un ensayo testigo determinando el oxígeno disuelto en el agua de dilución y tratar dos matraces llenos de esta agua como se indicó anteriormente.
  8. Determinar el oxígeno disuelto.

En el curso del ensayo testigo, el consumo de oxígeno debe situarse entre 0,5 y 1,5 g/l. En el caso contrario, la inoulación con el agua destilada no es conveniente y se necesitará modificar la preparación. Para la determinación de oxígeno disuelto (OD) se puede emplear cualquiera de los dos métodos establecidos en la norma mexicana NMX-AA-012-SCFI.

lunes, 4 de marzo de 2013

Ingenieros crean método para limpiar agua contaminada por metales pesados


Ingenieros crean método para limpiar agua contaminada por metales pesados

El tratamiento de aguas implica un conjunto de operaciones complejas de varias etapas por los diferentes tipos de impurezas

Ciudad de México.— A través de nuevas nanoestructuras los ingenieros Laura Morelos Alvarado y Gabriel Monter Ramírez, egresados del Instituto Politécnico Nacional (IPN), desarrollaron un método de remoción de metales pesados en el agua, a través de su proyecto de empresa denominado Nanoestructurados Bromelia, con el que obtuvieron el primer lugar en el Premio a la Innovación Emprendedora 2011, organizado por esta casa de estudios y el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal (ICyTDF).

El tratamiento de aguas implica un conjunto de operaciones complejas de varias etapas por los diferentes tipos de impurezas. “Dentro de esa gama de contaminantes están los iones de metales pesados que, por lo general, se eliminan en los tratamientos terciarios de la purificación de agua residual. Las tecnologías que actualmente existen para removerlos son muy variadas, pero el principal problema es que retiran sólo cierto porcentaje y queda una cantidad residual de metal que es muy difícil de eliminar”, explicó Monter Ramírez.

Explicó que Nanoestructurados Bromelia es un proyecto de empresa que integra dos trabajos de maestría dirigidos por la doctora Irina Victorovna Lijanova, del Centro de Investigación e Innovación Tecnológica (CIITEC) del IPN, que busca hacer eficientes las tecnologías de remoción de metales pesados a bajas concentraciones a través de nanoestructuras, conocidas como dendrímeros y líquidos iónicos.

“El dendrímero, que es una molécula que construimos vía síntesis orgánica, hiper ramificada, semejante a un arbusto, es adherida a una membrana de microfiltración y tal como lo hace una anémona marina, sus tentáculos atrapan los iones de metal y los concentran”, indicó el maestro en tecnología avanzada.